Las redes sociales en la Familia



Recientemente, en el Newsletter mensual del colegio Stella Maris, he podido colaborar con un artículo de interés. Lo reproduzco a continuación ya que ha gustado mucho. 

https://www.paramicolegio.com/EmailEditorImages/7fd37272-eaea-46f1-89ec-bc6d1a529b40/2013-04%20Newsletter.pdf



¿Nos preocupa la influencia de las redes sociales en nuestros hijos? ¿Notamos que debemos estar presentes en esa faceta de su vida? ¿Queremos supervisar el contenido al que tienen acceso? 

Si la respuesta es positiva, significa que vamos por buen camino, el sistema es seguro. Si estas cuestiones nos dejan indiferentes: alerta, tenemos un agujero en el sistema. Si pensamos que aún es demasiado pronto por sus edades, error, hay que actualizar el sistema.

Con esta metáfora informática, parece que la problemática se entiende mejor. Nuestra tarea como padres debe ser la búsqueda de su felicidad por el camino de las virtudes y la educación. Si nos preocupa la formación que reciben en áreas como matemáticas, lengua o idiomas es porque intrínsecamente miramos por su futuro. De igual forma debemos interesarnos por el uso que hacen nuestros hijos de nuevas tecnologías, y no me refiero a asignaturas del colegio como informática o tecnología, sino a la incorporación progresiva de estos medios en la vida cotidiana de los pequeños.

Para ver por donde navega nuestra prole, ya no nos sirve el truco de tener el Pc familiar en el salón: con la llegada de dispositivos móviles, esto queda obsoleto. Según la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios (Avacu), se calcula que el 70% de los niños de 11 años son propietarios de una tableta o Smartphone. Lógicamente, con el paso de los años este porcentaje será mayor y la edad de los niños será menor. En definitiva, hoy por hoy, se nos hace imposible supervisar todo el contenido; necesitamos una herramienta mucho más potente y eficaz: se llama educación.

Una buena práctica es ir haciendo nuestras pequeñas investigaciones. ¿Tenemos un perfil en Facebook, Twitter o Tuenti? ¿Entendemos la diferencia entre perfil público y privado? ¿Tenemos clara la difusión de los contenidos que publicamos? ¿Sabemos dónde se almacenan? (Por ejemplo, fotos y vídeos  en WhatsApp). Poco a poco resolveremos estas y muchas otras cuestiones de 
mayor profundidad que nos abrirán la puerta de la orientación a nuestros hijos.

No hay mejor forma de educar que con el ejemplo, pudiendo así ofrecer un modelo íntegro de conducta. Si una madre comparte fotos suyas poco apropiadas, no podemos pretender que la hija no lo haga. Si un padre exhibe su colección de tacos e insultos en redes sociales hacia el árbitro de 
fútbol de turno, no podemos pretender que nuestro hijo no lo haga. Ojo, este ejemplo no entiende de sexos y puede ser a la inversa.

Estas puede ser sólo unas breves pinceladas, pero como a todos nos preocupa lo que hagan nuestros hijos fuera de casa, lo mismo debe sucedernos con lo que hagan en la red.

Dicen que durante el periodo de madurez de nuestros niños, su cabeza es como un gran teatro lleno de butacas vacías. Estas van siendo ocupadas por elementos que luego son difíciles de despegar del asiento. Su tarea y la nuestra, como educadores, es ocupar el mayor número posible de sitios con virtudes, bondades y valores. Si no llegamos a tiempo, estas serán ocupadas por vicios, y otras cosas de menor interés: videojuegos, Tv y basura en general.

Nuestro reto como educadores no es ocupar la butaca del Twitter o la del Facebook, sino la inmediatamente contigua. Piénsalo.

“Hoy por hoy, se nos hace imposible supervisar todo el contenido que les llega 
a nuestros hijos; necesitamos una herramienta mucho más potente y eficaz: se llama educación. […] No hay mejor forma de educar que con el ejemplo”.